La colaboración creativa continúa avanzando: Dom Pérignon y Lady Gaga se unen para dar vida a una nueva obra, resultado de su mutua ambición de explorar la armonía en medio de tensiones, fusionando contrastes y dualidades. Durante el año vitícola de 2008, los cielos grises y nublados se adueñaron de la escena, en una notable excepción en una década caracterizada por un sol generoso y descarado.