La leyenda relata cómo un caballero valeroso, tras reclamar la corona al final de una batalla épica que se extendió por veintiséis años, se bañó en las aguas del río Ore para conmemorar su victoria. Enarbolando un estandarte de azul celeste, sus colores se fundieron en las corrientes del río, transformándolas en un dorado néctar dulce y fluido. En ese místico lugar, se erigió una destilería majestuosa, y cada veintiséis años, el río se torna nuevamente en oro, otorgando a cada whisky producido allí un brillo singular.